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martes, 19 de junio de 2018

Olvido

Cual tormento del agua el rio
conglomeran las prisiones
en la desembocadura de lo cuerdo…
Y el silente amargo de tus lagrimas
besa trémulo un espacio sin entrega
se arrastra cual espanto en la duda…
El inevitable quehacer de un sueño
que agoniza en su tormento,
que sucumbe en su misterio…
Sin quererlo, sin pensarlo
se ahoga en el valle del olvido
se pierde en el desierto del exilio…
En las lágrimas que ya no lloverán
en el silencio que ya no gritará
en el deseo que ya no reclamará.

Presente

La mañana estaba helada y apenas pintaba el sol
cuando levaste el ancla, en pos de lejanos mares,
con tus manos desnudas te marchaste,
dejando las cepas que sembraste en este campo.
Deambulo el sol, la lluvia, han caído las hojas de los grandes arboles
los vientos han borrado las huellas de sus calles,
de nuevas flores los cerros se han vestido
pero aún me late en la sangre tu nombre.
Son las risas y mirada de tus vástagos,
las que arrebatan al pasado sus imágenes,
dejando al olvido en un reino perdido
demostrando al amor que siempre estarás vivo.

El regreso

Nadia miro por última vez por la ventana y volvió en el tiempo a sus primeros años y le pareció ver nuevamente al Durkan su perro corriendo por entre las flores…
¡Durkan!, ¡Durkan!, escuchó nuevamente a su madre que levantaba los brazos enarbolando una vieja escoba, Durkan había desenterrado unas cuantas Camelias y su madre enojada, decía palabras al viento, Durkan parecía burlarse de ella, más allá lejos le ladraba y le hacía algunas gracias. Luego en el desayuno su madre diría que había que amarrarlo, pero su Padre lo defendería diciendo es muy buen perro, desde que él está no se ha perdido ni una, ni una (repetía con efusividad) oveja y me importan más que tus ridículas flores, las ovejas sustentan nuestro alimento diario, las flores nó. Luego parecía entender y mirando a mi Madre bajaba el volumen de la voz y decía “vieja debes entender el perro necesita espacio y es un excelente guardián”, mi madre lo miraba y reconociendo que mi padre tenía la razón decía, “quiere mucho a la niña, la cuida, la sigue adonde va” y su enojo ya había pasado.
Durkan volvía más tarde como si supiera que mi Madre ya no estaba enojada con él. Mi madre lo miraba y le decía “eres un perro malo, mira lo que hiciste” y Durkan lengüeteaba su cara y saltaba alrededor de mi madre, que le decía “¡Nó!, no me haga gracias estoy muy enojada contigo”, pero Durkan terminaba por hacerla reír y ella lo abrazaba y decía “nunca más me hagas tira las plantas, yo sé que tú me entiendes, no tienes ni un pelo de leso”.
Durkan ese perro pastor Ingles de color marrón, rompía todos los hielos con su madre. Luego sentía el silbido de su padre y salía corriendo era toda una hazaña verlo arreando las ovejas, las mantenía juntas mientras subían la loma y se perdían, ambos ya no volverían hasta la tarde.
Sentían de lejos que ya venía su padre con las ovejas Durkan ladraba y el eco llevaba sus ladridos a casa, su padre contaría como la siembra al otro lado de la loma prosperaba y una que otra hazaña de Durkan. La vida en el campo era agotadora su padre subía hasta la loma dejaba el rebaño de ovejas custodiado por Hans un joven que cuidaba el rebaño de su vecino y por supuesto a Durkan el bajaba hasta los prados con su caballo y sus hermanos mayores, un tiempo araban, otro sembraban, otro regaban y desmalezaban, hasta la cosecha y luego todo empezaba de nuevo, era como un circulo, pero la vida del campo comenzaba muy temprano a las cinco su padre ya estaba en el potrero ordeñando las dos vacas que eran su mayor tesoro, de allí obtenían la leche, el queso y la mantequilla, luego las ovejas de donde la mayor producción era la lana, que mi madre lavaba, hilaba para luego venderla y el campo donde su padre y sus cuatro hermanos dejaban la piel sembrando para vender luego la papa, el trigo, maíz. Su familia era gente de campo, trabajadora, luchadora.
Ella a temprana edad quería ir a la escuela del pueblo y fue su tía Herminia quien la llevo a la ciudad y le ayudo a sacar una profesión, al principio viajaba en el verano o en vacaciones escolares para estar con sus padres, extrañaba esa parte de su ser, el correr por el campo, con el tiempo el mayor de sus hermanos se casó y tomo prácticamente las riendas del campo junto a su padre. Ella fue alejando sus viajes, al principio por estudios, luego por que la tía Herminia estaba delicada y no podía viajar, ahora volvía veinte años después, sus cuatro hermanos ya eran hombres todos estaban casados y tenían sus hogares formados, colindaban una casa con otra y el que menos hijos tenía era Efrain el del medio que solo tenía cuatro, Juan, Pedro y Carmelo tenían cada uno por lo menos seis y ella los miraba y sentía que eran unos perfectos desconocidos para ella, casi no los reconocía, su madre estaba muy viejita y a cada rato la saludaba como si no la hubiera visto. Se sentía culpable de no haber viajado antes, sentía la mirada de reproche de sus hermanos
_ “tu, la única mujer y te fuiste y no volviste más, nuestros viejos vivían preguntando por tí, nos hacían ir a la ciudad a llamar para saber de tí, varias veces vi a mi madre llorar, creo que ella fue la que más te extraño”, “¿qué paso, no éramos dignos de tí?”. Escuchó a su hermano Carmelo decir.
_”No tengo perdón, sé que debí venir y no hay excusa para mi falta”, dijo mirando a su hermano, _”Pero Cuando tía Herminia se enfermó, dedique mi tiempo a ella, me sentí su deudora, ella pago mis estudios, me dio su amor, nunca me pidió nada que no fuera estudiar y salir adelante, yo fuí la hija que no tubo, se que no me salva mi explicación de la culpa, pero ella me necesitaba ustedes siempre tuvieron mi amor, por eso los llame mas seguido y pague la instalación del teléfono para poder hablar con ustedes, no tienes idea de cuanto les extrañe, pero si sé que debí venir sin dejar pasar tanto tiempo y cuando la tía murió se me vino el mundo abajo, ella me dejó como su única heredera y tuve que hacerme cargo de sus negocios y cosas, quizás debí delegar y haber visto por ultima vez a mi padre vivo, preguntarle porque yo, porque la única mujer o quizás fue eso, no nací hombre, yo solo tenía 7 años, siete años!”, no dijo nada más y salió de allí corriendo y llorando.
Ahora miraba desde la ventana, el lugar todo estaba cambiado, su padre y Durkan ya no estaban y ella no había podido despedirse de ellos, veinte años en que su vida fue estudiar y trabajar, luego cuidar a su tía sin darse el tiempo siquiera de buscar el amor o dejarlo entrar en su corazón, ahora tenía 27 años y se sentía sola, vio como Juan y Pedro se saludaban efusivamente, había perdido también el amor de sus hermanos, si el tiempo volviese atrás, quizás, pero no ella se iría igual a estudiar su corazón lo deseaba cuando niña, si hubiese sabido el costo…pero también sabía que ella no había pedido ir, que no se le consultó, no recordaba mucho del día que se fue, era realmente culpable?…
_”Qué bueno que viniste, te e echado mucho de menos, el Juan se acordaba siempre de ti, ¿Cómo está la Herminia?”_
Miro a su madre, la abrazo, estaba delgada y su cabeza cubierta de canas, la beso y le dijo te amo, te amo mucho, no te imaginas cuanto y volvió a besarla.
_” Estas hecha toda una mujer le escucho decir, el viejo estará orgulloso de ti”, ¿lo viste ya?_
Su madre ya no recordaba que papá había muerto, corrió tras ella_ ¡mamá!, llamo, pero su madre estaba con Efrain. La miro y dijo debes irte Mariana, tu presencia la intranquiliza, ya no perteneces aquí, salió corriendo y subió las escaleras llorando. Tomo sus maletas y con lágrimas en los ojos miró por la ventana, quería volver a escuchar el ladrido de Durkan, el silbido de su padre.
_Ya no volverán_ Escuchó decir tras de ella, parecía la voz de su padre, giro rápidamente para encontrarse con Juan, el mayor de sus hermanos.
_Realmente estas hecha una mujer, aun recuerdo tu cara llorando de la mano de la tía Herminia y tu nariz con los mocos colgando, no te querías ir, pero papá te envió con ella a cambio la tía Herminia pago la deuda de la Casona, la sequía había provocado grandes daños entre esos la quiebra de mi padre cuyas deudas nos ponían a punto de perder la casa, tu nos salvaste, lo recuerdo como si fuera hoy, estuve en las conversaciones, la Tía Herminia quería llevarse a Pedro el menor de los hombres, pero padre le dijo que lo necesitaba pal campo, que te llevará a ti, que tu soñabas con esas cosas de estudios y la tía se puso muy contenta ella pensaba que como eras la única mujer no te dejarían ir con ella. Mi madre salió corriendo del comedor cuando volvió, traía su cara lavada, se notaba que había llorado, pero nunca dijo nada, la tía Herminia le prometió que nada te faltaría y se que cumplió, pero también se que con el tiempo ella se adueño de tí y es cierto madre lloraba muchas veces por tí a escondida de padre, se culpaba de no haber enfrentado a padre, pero jamás le reprocho nada, con el tiempo su consuelo fue escuchar tu voz, pero padre no dejaba que llamará todo lo que ella hubiese querido y creo que era porque el se sentía culpable. Antes de morir me dijo que te pidiera perdón, perdón por venderte, pero no tenía otra opción, que tu entenderías cuando tuvieras hijos_
_Juan balbuceo ella, yo tenía apenas siete años cuando me llevaron, ni siquiera recuerdo bien todo, pero a los 24 recién me titule y a los 25 empecé a trabajar, para ese entonces mi tía estaba muy enferma y yo ya era prácticamente la dueña de todo, tuve que hacerme cargo de las empresas de la tía y reordenar todo, nadie me aviso de la muerte de padre y yo…abrazo a Juan y lloro como una niña pequeña y entre balbuceos repetía una y otra vez, _jamás les olvide, jamás..
Juan le miro y dijo ven conmigo al llegar al comedor, todos estaban allí, Juan les miro a todos con una mirada que le hizo recordar a su padre, luego dijo _“esta casa es más tuya que nuestra”, “gracias a ti estamos aquí, desde que la Tía te llevo mando ayuda económica todos los años hasta que murió y pago nuestras deudas en el momento mas difícil, padre tampoco te olvido y murió creyendo que lo odiabas por venderte, así sentía y decía él. Hoy tu estas aquí y nadie, nadie puede echarte de tu casa porque esta es tu casa, ¡¿está claro?!.
Se escucho un murmullo de si, si, si, Efrain fue el primero en abrazarla y pedirle perdón, luego Carmelo, Pedro la beso en la cara y ella sentía una emoción enorme, cuando sintió la voz
_volviste, que bueno que viniste, tu padre estará feliz de verte, ¿vas a quedarte? -
Ella giro abrazando a su madre y dijo “si, mamá ya nadie va a separarnos”, de pronto sintió unos lengüetazos en su cara,_ este es el hijo de Dukan dijo Carmelo se parece artazo, es caluguento como él.
_Mariana sonrío estaba en casa al fin, estaba en casa.


Insignificante

Solo yo y el viento que baila en la copa de los arboles
junto al cascabel que agita en su torrente el río
en el jolgorio del canto de las silvestres aves,
lavando mi rostro con la suavidad del rocío.
Observo entonces la inmensidad del Océano
Siento entonces la pequeñez de mi ser.


Brazadas de amor

Sintió la muerte venir y cerro los ojos esperando que su abrazo gélido la arrancará de allí, le dolía demasiado el cuerpo, tenía frío y los brazos se le acalambraban, pronto no podría seguir luchando, la corriente le vencería y ya no podría ver nada. Ahora sobre ella un cielo oscuro y ese oleaje que hacía que sus fuerzas desfallecieran. Pensó en sus hijos Clarita y Efrain en sus caritas con lágrimas cuando ella tomo el barco con destino a Inglaterra. Su hermana Carmen le había invitado a este crucero por mar y ella había pensado en no viajar, pero Jaime su esposo le había advertido que quizás no tuviese otra oportunidad de conocer, de viajar, de recorrer lugares que solo había soñado. Jaime su Jaime, la había abrazado en el puerto y la había besado como en esos tiempos de juventud y le había dicho voy a extrañarte negra, lo recordó gritando ¡Negra recuerda que te amo!, mientras alzaba una mano corriendo con la pequeña Clara en brazos, una lágrima rodo por su mejilla mezclándose con el agua salada y sintió nuevas fuerzas.
Le pareció que aún no dormía lo suficiente cuando…
__¡mamá aprendí, ya aprendí a bailar!_
Meneaba su cintura en forma tan alocada que cayó de bruces sobre la cama, las risas se agolparon en sus oídos, Clarita la beso tenía solo cinco añitos y ya pretendía bailar como las chicas del grupo “wioranna” un Grupo de Baile de la Isla que habían visto en el Teatro de la ciudad. Era Domingo Efrain parado en la puerta se reía de su hermana, con tan solo ocho añitos era el guardián de Clarita, miro el despertador de su velador, macaba las 10:18 de la mañana,
_¡a vestirse!, yo me levanto en tres segundos para que tomemos desayuno_ ordenó, mientras entre risas y manotones sus hijos salían corriendo de la habitación, hecho las tapas hacia tras e hizo el intento de levantarse cuando Jaime la atrapó con su abrazo rogándole al oído que se quedará un poquito más, en un juego seductor que la hacía remecer… sonrío diciendo _es tarde los niños ya están despiertos y deben tener hambre_ él la beso apasionadamente y sus manos recorrieron su cuerpo provocando que saliera huyendo de la cama, sintiéndose un poco sofocada ya en pie miro a Jaime con alegría, se sentía amada, muy amada.
_Ire preparando el desayuno ¿le ayudas a Clarita?, le rogó …
_Malvada, pero esta noche no te me escapas, ve, ve_ le escucho decir, Jaime era un hombre de cuarenta y dos años, cuatro años mayor que ella, moreno de ojos negros profundos, una sonrisa hermosa, tenía ya algunas canas que provocaban que algunas mujeres le miraran con envidia, sabía que era un hombre atractivo y ella lo amaba.
_Mamá, estoy listo; ¿te ayudo?_ escucho tras de sí su pequeño Efrain siempre le ayudaba a preparar el desayuno bajaron corriendo a la cocina viendo quien ganaba, como siempre ganó Efrain quien comenzó a colocar la mesa, después de un rato cuando ya estaba todo casi listo para desayunar, Clarita entró gritando y corriendo a la cocina, Jaime la seguía diciendo _ Soy el monstruo de los besos_ por un momento la cocina fue un carnaval, luego todos se sentaron a comer unos rico wafles con mantequilla de maní y unas tostadas con mermelada, Jaime comenzó a arrojarle migas a Efrain, y viceversa…Ella tuvo que hacerse la enojada para que el desayuno no fuera una sala de juegos. La ola que azoto de lleno su cara la sacó de sus recuerdos estaba en el medio del mar, el barco había terminado de hundirse, el oleaje ahora no era tan severo, el cielo mostraba algunas estrellas y una luna se asomaba dejando una estela plateada sobre aquella sabana oscura de agua, ¡no veía a nadie!.
…Jaime palidecía escuchando las noticias, _ El fuerte ciclón provocó el naufragio de Buque “Sirconte” miró la silla vacía, sus suegros y sus padres le acompañaban.
Los niños jugaban y él estaba sin humor, sin ánimos no tenía hambre; Jaime intentaba compartir con los niños para que no se diesen cuenta de lo que estaba ocurriendo pero se paró con los ojos llenos de lágrimas, su linda vieja le tendió la mano_ ve Jaime fuera, yo veré los niños le dijo_ los niños la miraron y preguntaron _abuelita cuando llega mamá_ y ella ocultando las lágrimas se paro de la mesa sonriendo ¿quieren ir a la feria conmigo mañana temprano?, podemos pasar a la plaza de vuelta, ¡vamos!.
Mientras Jaime apretando sus puños miraba al vacío por los cristales de la ventana
_Negra, ¡no me dejes! Suplicó y golpeo la muralla hasta que sus nudillos empezaron a sangrar, Jacob su padre le apretó el hombro,
_tienes que ser valiente por los niños, los niños, ellos te necesitan_ mientras el locutor volvía a recalcar que hasta el momento no había informes de sobrevivientes. ¡No había sobrevivientes!...
Sintió el sabor salobre en su boca, la escupió y reanudo las brazadas, _¡Jaime…Jaime!_, gritó y el oleaje le respondió, llamó a su hermana Carmen, gritó _¡hay alguien más, por favor alguien que me responda!_ y lloró cual niña de cinco años, gritó, clamó…hasta que sintió que nuevamente las fuerzas le flaqueaban.
Pero allí estaba su pequeña mirándola, no quería quedarse en el colegio era su primer día de clases y se abrazaba a sus piernas, llorando que no se fuese, le partió el alma, dejarla esa mañana en clases, aún sentía la angustia cuando volvió a casa, pero Jaime estaba allí le abrazo y beso su frente, _¿qué haces aquí, por qué no estás en tu trabajo?_ le preguntó.
_Supuse que sería difícil para tí, aún tengo en la memoria cuando entró Efrain al colegio, así que pedí unos días de vacaciones y aprovecho de estar a solas contigo_ …le había dicho al tiempo que buscaba su boca.
_ Negra, ya verás, como pronto se acostumbra_ le dijo nuevamente
y así había sido Clarita a los pocos días pedía sola ir al colegio a jugar con sus amiguitos, de hecho, cuando llegaba a buscarla tenía muchas veces que esperarla porque quería quedarse jugando un ratito más. El oleaje ya no era tan fuerte, pero sentía mucho frío, el agua salada golpeaba su rostro, se sentía agotada, pero la cara de Clarita hacía que se esforzará por mantenerse a flote.
¿Sentía en el estómago un ardor, cada contracción le hacía apretarse el vientre, sentía miedo y si él bebe no venía bien, ¿que sería niñito o niñita? Y escuchaba _¡puje, puje con fuerzas!_ y ella sentía que las fuerzas las perdía, mientras su médico una y otra vez le decía _respire, exhale, respire, exale, vamos puje, puje aquí viene_ y el mundo pareció acabarse y renacer en un segundo, sintió el llanto de su bebe y al médico diciendo _¡Es un niño, un niño fuerte y sanito!. 3.75 kg había pesado Efrain, aquella noche lo tubo pegado a su pecho, sintiendo la fuerza con la que el mamaba y ella le juraba que lo protegería siempre, lo besaba, te amo le decía, nuevamente el agua salada la hizo toser, esta vez le había entrado por la nariz, ¡Efrain!, gritó ¡te amo, te amo! perdóname mi niño hermoso, ¡perdóname!... y renovó sus fuerzas para bracear. Ahora todo era oscuro el cielo volvía a estar cubierto y solo veía un manto negro, que lentamente parecía oscilar, se sentía débil.
Estaba atrasada, llevaba su café en la mano, la clase estaba por comenzar, no lo vio venir, la estrelló al resbalarse en el pasillo, su café había volado y también sus cuadernos, él la había ayudado se había sonrojado al entregarle sus cuadernos y le había dicho te invito a un café…para compensar la pérdida, no lo pensó, ni siquiera recordó sus clases y aceptó. Más tarde caminaban junto por la plaza riendo hablando de literatura y un sinfín de cosas, cuando la fue a dejar a su casa, ya parecían conocerse de toda una vida, se despidieron con un temblor en las manos, se miraron y pareció que ambos buscaron el beso, desde ese día se volvieron inseparables, después de dos años se casaron y cada día de los 17 años que ya llevaban junto Jaime la hacía sentir única, le amaba y sentía su amor, sus besos, sus caricias…salada el agua estaba salada y la hacía toser, acaso la encontrarían, la estarían buscando…¡Jaime!, ¡Jaime!, solo el ruido del mar le contestaba, trataba de bracear, pero se sentía débil, cada vez mas sin fuerzas, sus brazos le dolían, como también sus piernas, trataba de ver algo en esa oscuridad, ya la luna estaba oculta por nubes negras y todo era un panorama desolador, no veía un rayito de esperanzas, sentía que ya no quedaban esperanzas, _¡Efrain!, ¡Clarita!, ¡Jaime!_, gritó y no pudo evitar llorar, llorar, quería seguir nadando pero ya no sentía casi los brazos.
Jaime la beso aquella mañana y le trajo el desayuno a la cama, _mañana te vas de viaje, saca muchas fotos para que me las envíes, te sentiré más cerca_le había dicho, mientras sus dedos recorrían su cuello, _voy a extrañarte mi negra_ dijo nuevamente y la apretó con fuerzas, ella busco su boca, _no quiero ir, ya no quiero Jaime_ casi en una suplica le había comentado, el la había mirado con esos ojos que la hacían sentir la mujer mas bella del mundo, _amor no puedes hacer eso le dijo, tu hermana Carmen ya compro los pasajes y no puedes perderte esta oportunidad será maravillosa para ti, una experiencia nueva, conocerás lugares que solo podemos imaginar, jamás podríamos darnos ese lujo, debes aprovechar es una oportunidad maravillosa, solo te prohíbo estrictamente engañarme_ luego con esa mirada picarona le había dicho _pero antes tenemos que dejar algunas cuentas saldadas_, sus manos y sus labios recorrieron su cuerpo hasta hacerla estremecer y desear cada caricia, cada beso, cada palabra, hasta que gimiera pidiendo más y más. Jaime sabía hacerla sentir, sintió que se hundía entre sus caricias, ya no importaba nada se entregaba, Jaime dijo abriendo la boca y sintió ese beso salado recorrer su boca, se sintió perdida entre sus brazos, el frío se había ido, ya no sentía dolor y los besos de Jaime tenían un sabor salobre, se entregaba… le pareció que por algún lugar llegaba un rayo de luz, le pareció escuchar algo, sintió que Jaime la levantaba con fuerzas, le pareció ver sus ojos…Jaime exclamo, Jaime, ya sin fuerzas, casi un gemido…_Ya mi pobre niña, ya esta a salvo, descanse_ escucho mientras sentía que la abrigaban y le pasaban un jarro de bebida caliente, estás a salvo le dijo el viejo que ahora podía distinguir, había cuatro hombre más, ¡pescadores!, eran pescadores, la habían encontrado. Luego escuchó a uno de ellos decir ¡es un milagro! nado casi por 08 horas ¡es un milagro!… No dijo ella para sí, ¡ellos; ellos me salvaron!... Jaime, Clarita, Efrain… musitó y cerró sus ojos al fin podía descansar.