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lunes, 21 de agosto de 2023
Causalidad
Volví la cara buscando un brillo
cuando tus manos se llenaron de tinieblas
no percibí el porqué de tu desencanto
no quise enredarme entre tus espinas
que de seguro herían tus pasos
los míos jamás supieron de daño.
Te entregué mi luna en cada canto
Y cuando tu golpe azotó mi cara
mi amor no recogió tus flores mustias
Yo, no caminé jamás entre las sombras
Miento al decir que no quise llorar en su comienzo
Mas, otros solidarizaron con mi llanto
luego vino quien hablo de causalidad
Comprendí entonces; quizás
algunos se molestan ante el sol danzando.
Agobio
La mire como tantas veces
devolvió la vista un tanto altanera,
el gesto fruncido
alguna que otra marca
del paso del tiempo en su cara,
una mueca ficticia
de dolores vividos
de lágrimas que se secaron
dejando el surco a su paso.
Trate de entenderla
más los golpes que da la vida
cambian el temple
la mirada, la sonrisa
la encontré quizás más sabia
no en vano desfilan los años.
La belleza ya no era la misma
la paciencia, la voluntad
el gesto férreo
que destacó en las marchas
no, no era la misma de ayer
había lágrimas ocultas
que luchaban su salida.
Villa Alemana
Dedicado a tod@s los que hacen arte en mi tierra especialmente a mis amigos de Attrapa Sueños, Pregon, Lakitas, Pulihuantu, Tito Erazo, Fumón King Solista Calleja, Alex Sepulveda, Rafael Sarmiento, Huenuman Rock, Kallejeros, Jorge Sarmiento, Victor Manriquez, Patricio Sepulveda, Fabian Robles, el viejo Fidel, Ester Valencia, Pablo Carreño, Many, Myriam Godoy y tantos que se me quedan en el tintero, perdonen si no los nombro a todos, pero son muchos y les guardo en mi corazón siempre.
Como se graba cual lacado este espejo mágico
que nos regalas en cada amanecer
viene entonces la nostalgia, se abriga en mi centro
de este vacío, de volver a pertenecer.
A tu aire, a esa risa que corretea por la plaza
donde los artesanos tejen sus esperanzas
nos venden sus atrapa sueños, sus aretes
que han forjado el amor de sus manos.
Allí donde el caballo de lata
despliega sus alas en un relinchar eterno
y la fe de algunos trepan el cerro membrillo
para pretender en oraciones cambiar un sino.
Es allí donde mis lágrimas y mis besos viajan
donde nació mi esperanza y sembré mi cosecha
donde las manos del amor cincelaron mi cuerpo
y crearon la mujer después de la niña.
A esa tierra pertenezco, a ese molino entregó mis años
allí mis oídos escucharon la música del Chasqui Huara,
del Witraquenun, el Oveja Negra y tantos otros
cuya cuna es esa mirada de eterna juventud que no traba.
Que se derrama en los lienzos de Ester, Isa, Coke, Pablo
Y tantos otros que pintaron sus esperanzas
donde se escribieron historias en el cemento
que enlazo Fidel con sus versos.
Donde las leyendas eran historias
que se transmitían en los locos lindos
transeúntes de un tiempo sin retorno
pero que marcaron épocas.
Allí donde las artes se han tomado las calles
Donde se paren escritores grandes
Y la música navega entre sus pobladores
En ese canto que a veces parece un grito en el silencio.
En ese lugar donde los malvados han secado los sueños
que se forjaban en rumie, la Wilson o el tranque recreo
Humedales que desaparecieron
se van extinguiendo con el cemento que me roba los cerros
Pero aun así te amo tierra mía como las crías
de mis entrañas nacidas
aun así, te guardo, cual tesoro preciado
con la esperanza ciega de un renacer
para Volver a ser parte de tu historia,
Alumbramiento
Dedicado a mis amigos Rodrigo y Eme.
Ainathin
El grito irrumpió la sala, con sudor y lágrimas
manos que se apretaron para crear un mañana
prodigio divino con amor concebido
agotando momentos para llenar universos.
Fuera el nerviosismo cerrando la sonrisa trémula
los pasos, las horas eternas de una espera,
sentir que viene, despertando el mañana,
desesperación; impacienta la madrugada.
El humo en los labios arrojado con fuerzas
dibujan la espera que parece eterna,
se cruzan las manos buscando el azul cielo
plegaria en los labios que vuela en silencio.
Navega un llanto que a la angustia libera
brazos que se aferran formando cadenas,
brillos que inundan, algarabías y contentos
un ángel ha llegado iluminando el universo.
Para Eugenia
(Basados en testimonios verídicos)
Amarré el cordón de mis zapatos como tantas veces, pero esa mañana era distinta, era otra, clamaba un grito en la plaza que yo aún no escuchaba, me despedí de mi madre con un beso en la cara, recuerdo el “abrígate bien”, aún no temperaba el día y salí como tantas veces a buscar a la Eugenia, mi compañera de curso. Éramos dos crías que estábamos terminando la básica, corríamos riéndonos, pintándonos (juego de toques) uno a otro, felices, alegres, con un jardín de sueños en nuestra mente. Ese día íbamos al teatro municipal, había un acto para los profesores por su día, cuando pasamos fuera de la municipalidad, había gente tirada en el suelo y muchos soldados con sus fusiles apuntándoles, aún no sentíamos miedo, pensamos si es que serían ladrones, o algún tipo de delincuentes, había camiones del ejército y muchos militares, la Eugenia me miró y dijo “deben haber robado en la municipalidad, por eso debe ser”.
De pronto un carabinero se nos acercó y preguntó “¿qué hacen aquí?”, le dijimos que íbamos al teatro al acto para los profes, nos miró sorprendido y balbuceo “no…no” y luego dijo “¡váyanse a sus casas corriendo, no se detengan en ninguna parte!”.
Fue entonces que sentimos como si alguien tirara petardos al suelo, Eugenia lanzó un grito me agarró del brazo y tironeándome escapamos de allí mientras escuchábamos aun la voz del carabinero que decía “¡corran y no se detengan!”. Nos separamos cerca de mi casa, ella para la suya y yo para la mía, mi madre aún no se levantaba y entre corriendo, cuando le conté me dijo “a lo mejor la Eugenia creyó ver que los mataban, ¿tú lo viste?”, preguntó y en realidad yo no había visto nada solo escuchado el ruido, yo conversaba con el carabinero cuando el ruido ocurrió.
Terminaba de contarle los sucesos ocurridos, cuando la voz de mi vecina hizo saltar a mi madre y le anunciaba con una voz desgarrada, “¡vecina se tomaron el mando los militares!”, ponga la radio. Mi madre entró como loca corriendo prendió la radio y se sentó en la mesa de la cocina a llorar mientras decía “el sueño de los pobres se ha roto estos desgraciados mal nacidos han traicionado su patria”. La verdad no entendí mucho sus palabras en ese entonces, pero ese día cambio nuestras vidas y las vidas de miles de chilenos.
A la Eugenia aún la recuerdo, pero no volví a verla, ahora creo tener claro lo que vio, no fue ningún secreto, la dictadura mató, encarceló, torturó y desapareció a mucha gente, después de ese día no volví a ver a mi compañera de colegio, dicen que una madrugada de ese fatídico mes de septiembre, sus padres fueron sacados de su casa por los militares. Yo no volví a ver a la Eugenia, ella tenía 12 años uno más que yo cuando fue el golpe militar, quizás esté en el exilio, quizás la desaparecieron, quizás viva con algún familiar, quiero creer que ella está bien, aún la recuerdo con cariño, como niño ella era para mí esos amores inocentes, de cabros chicos.
Ahora que lo pienso con edad más madura, nadie conversaba nada de esto en el colegio y creo que ahora entiendo, la gente tenía miedo, yo tenía miedo, aún sin tener muy claro lo que ocurría tenía miedo y el miedo fue creciendo a medida que yo crecía y luego se fue transformando en impotencia, en bronca, en tantas cosas que marcaron mi adolescencia, pero aún te recuerdo Eugenia.
Estigma heteronormado
La prisión
Quisiera poder gritar a los cuatro vientos
mi soledad apremiante,
mi dolor constante,
seguir adelante cual si fuera
solo un retazo de tiempo.
Quisiera apagar la llama
que inflama mi alma en desasosiego,
como cual rama que se agita y quiebra
frente al tornado cruel y violento.
Quisiera dejar mi corazón
abandonado en cualquier paraje,
olvidarlo sin piedad,
no saber más de mis quebrantos.
Quisiera apagar la vela
que mantiene viva,
en algún escondite el dios de la vida,
no existir siquiera
como palabra o algún concepto.
Quisiera, en fin, tan solo
ser de verdad aquel que siento,
no vivir el disfraz
que se me impone cual mandamiento.
Quisiera barrer el lastre
que desarrolla mi mente incierta
ahogar este ser,
siento que me condena.
Liberación
Ahora deja que mi voz navegue
cual si fuese un velero
que quiere escapar del tifón
en que se ve envuelto,
tan solo deja que tu amor
borre mis lágrimas,
limpie mi alma herida
de tanta vil descarga
de aquellos que me sellaron
con su estigma y sus misterios.
Besa mi boca, mi cara,
borra todo mi descontento,
cierra la herida que me otorgaron
aquellos con su falso credo.
Déjame ser, déjame brillar,
déjame sentir, déjame caminar,
déjame amar sin juzgar mi verdad,
déjame ser quien realmente soy.
El origen extraviado
Me levante de madrugada
para revisar por todos lados la palabra
he recorrido cada rincón de la casa
de seguro trato de recordarla.
Mas nada me permite alcanzar
recuerdos de donde la dejé olvidada,
miro mis manos humedas de lagrimas
de los afectados por la tormenta.
Mis corceles corren de prisa
navegando en mi mente
aprisionada por el egoísmo
este individualismo que hoy es mi sino.
Mientras la contienda desangra vidas
de inocentes que no tienen la culpa
de transformarse en vivientes trofeos
de aquel mal, llamado imperialismo.
Sigo revisando mis arcas
con agónica esperanza
de encontrar por allí tirada
cual pergamino viejo; extraviada
aquello que alguna vez definió humanidad.
Indiferencia
Solo el tiempo de absurdos actores
incomprendidos comediantes
desfilan como ausentes
frente al magisterio de máscaras y fauces.
En estos insólitos paisajes
transito en este nuevo tablero,
la risa es mi antifaz cotidiano
el paño cruel que enjuga mis lágrimas.
La soberbia acción de quien no quiere doblegarse
donde aún anida la dignidad
el gesto que arde en mi centro
de querer ver más allá del silencio.
Arden las cruces de los cristos diarios
lloran mis pasos entre espinas
que ofrecen aquellos
llamados burdamente; solidarios.
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