En este paisaje
queda estampado cual quimera
el río de lo que somos…
A los aromos desperté
cuando florecían en primavera
con mi primer llanto.
En este lugar fue
donde mis oídos
escucharon el primer canto.
Donde mis pasos persiguieron
al viento fugaz
que corría por los cerros.
Aquí me pario la vida
entre redes de pesca
y la matriz de la sangre obrera.
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