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viernes, 14 de diciembre de 2012

Cara a cara

Desde el junco que abrazaba la vida,
sembraré la tierra de jazmines y fresias
entregaré mi sangre en cada siembra,
pagaré el tributo de mi herencia,
No he de doblar mi rodilla al imperio
ni he de quejarme frente a su fusta,
dejaré que el corvo enfrente mi sueño,
cara a cara con mi muerte, ojos en alto.

Volveré de la tierra para abrir el surco
el que se ha negado con fuerte inclemencia
pariré en mis entrañas al nuevo guerrero
ha de ser el último verso que para.
Enfrentaré la garra a corazón descubierto
heredaré la risa a tan ruin desconsuelo
mas, se que la diestra no ha de segarme
coraje de antaño, legado a mi gente.

Volveré de la tumba entre canciones
con un verso naciente a medio camino
resurgiré de las cañas con los caídos
fuerza del puma, graznido del cóndor.
Vendrá el viento nuevo cordillerano
mostrando la sangre que no puede extinguirse
que la semilla que impones…
en la tierra, jamás será designio.









Certidumbre


Hora de promesas en dulces sueños
jardines de ilusiones en corazones infantes,
corazones naufragando en manos principiantes.
Mas… mis ojos han visto la quietud del silencio
de tus ojos dormidos, hacia los sueños
de esperas vacías, al descubierto,
la tierra seca de este jardín sin universo.
Más… la sangre corre en ambiciones desgastadas
en casi sin sentido, de noches y sus fríos
lágrima de niño, que madura frente al nido
vacío de sueños de esperanza y juegos.
Entonces se niega el alma en lo insoluble
del verso cotidiano, del pan que sacie el hambre,
del bolsillo vacío, de la guerra y sus destinos,
manchas de adoquines, en absurdos sin sentido.
Entonces el dolor arremete como el río,
cuando la cárcel que lo apresa reventó su vil destino,
la bomba que ametralla la conciencia e inconsciencia,
Navegan en la esfera de una lágrima también esclava.
Se entierran las manos , en el surco cándido
la oración sella los labios, cual siniestra mueca
los pasos fenecen, cual planta bajo el sol sin agua
la risa se me borra cual pintor sin acuarelas
el corazón se me ajea frente a una falsa promesa.
Desentierro soles que solo son culebras,
desentierro sueños ficticios sin promesas,
desentierro niños extraviados sin inocencia,
desentierro flores con espinas que sangran.
Vuelvo al mar la vista cual condenado a su verdugo
pidiendo que alivie el tormento de mi sino,
veo sombras que se esparcen por la tierra con egoísmos,
el mendrugo se convierte en una arpía que bebe de mis venas,
de tus venas, de la de ellos y le llaman imperio,
entonces el grito desgarra quietud en el silencio
me sobresalta, me despierta…aun nos queda tiempo
cambiar este gris poema en tan solo, un mal sueño

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