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jueves, 9 de agosto de 2012

Después de los sueños

En sus ojos dormían mariposas
arrullaban su sentir las hadas
la muñeca no dejaba de danzar
su corazón sincero al amar.

Vinieron ellos con sus corvos
segaron los sueños,
anidó en su boca el hambre
cuando se fueron sus duendes.

Su jardín de estrellas
moría con el suspiro mordaz,
enjambre engarzado de hadas
en su fusil cubierto de espinas.



martes, 7 de agosto de 2012

Pilar de rozas

Eran dos en el camino de pasos desvencijados
por el pasar ausente de un tiempo que no frenaba aires,
eran dos y el amor rutilaba entre risas ajeadas
por el pasar del sol entre las cañas y el sembrado.
En las fonolas , el tronco del eucalipto al fuego
paso a paso entre charquicanes y caldillos
eran tiempos, manos, fuerzas, creación de adobes
portentos en raíces de sabia generados.
En el credo sustento de un amanecer continuo
de noche mirando las estrellas junto al fogón
abrazados en sabanas de saco, aislando al frío
al hosco invierno que huía en el callejón.
Eran dos en el camino, en el cruce del puente
de una vida de largos inviernos con manos atadas
en un sentir profundo de destinos y cariños
eran dos cada mañana en el cacarear del alba.
El beso del pan amasado diariamente con sus manos
el despojo de sentirse uno del otro
en aquel sembrado que cambió la pala por un teclado
que cambió la ordeña por delantal blanco.
Esas risas cultivadas desde las viejas manos
cuya fuerza, temple altivo modelo cual alfarero
la siembra de los pasos hacia el tiempo futuro
de aquellos gentiles, los nuevos corderos.
Mas el tiempo cruel dejaba esquirlas en sus cuerpos
pasos más lentos cansancios y enfermedad
eran en una noche de mutuo acuerdo
aves en vuelo al cosechar otros suelos, en aquel lugar




Sombrera



Tantas veces morí en la huída fugaz
elevé mis alas para volar
me alejé de ti, sin saber un porqué
tus manos en las mías aparté
para vivir mí condena.
Mas se me escapo la risa
de mis labios cansados,
se me alejó el sol, de mi mirar perdido,
la vida pareció huir sin tus versos.
Tu voz, tu aliento, tu vida
adentrando en mis sueños,
heme otra vez, perdida en tus letras
en tu metáfora, en aquella
que cuando danza con su pluma
dejo escapar para ya no ser yo.
Ser la otra, la que vive en un verso,
que sueña con la metáfora
la que se encierra en el jardín de los sueños.
Quizás, para huir de la vida
de la mediocridad de ser,
sentir la impotencia de la fiebre,
esa maldita fiebre que me arrasa
en noches de insomnio,
cuando me pierdo y te encuentro
en la punta desmedida de un verso que escapa
furibundo, mentiroso, real… incierto.