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lunes, 21 de noviembre de 2011

De rosa a magenta

Castillos tejían los sueños de niña con príncipes y hadas,
mas nada había en la realidad incierta de los pasos caminados
en la conversión de niña a mujer… la primavera se marchito,
nada quedo en el corazón lleno de esperas.
Los pasos se marcaban en el pavimento,
cual loza fúnebre dejando epitafios,
de sueños perdidos, quizás masacrados
por destinos inciertos, por carencia de manos.
Su bella mirada torno tempestad, se la llevaron las olas
en una noche irreal, sin luna sin luces,
aprovecho la tormenta para viajar en las hojas
de un destino perdido, de una esperanza ya muerta.
Vivir sin sentidos agolparon su puerta,
la juzgo la mañana junto a las rocas
cuando el alba asomaba, la encontraron sin vida.
La criticaron los credos, la sociedad incierta
mas nadie podría conocer su mirada,
de sueños perdidos entre drogas y farsas,
con perfume de alcoholes la vieron vestidas,
Y se vistieron de jueces, los que absurdamente
dijeron conocerla, mas nadie conoce el sentir del alma
nadie puede arrogarse una sabia cuya madera no ha sido concebida
nadie conoce el perfume de un lirio en el fragor del llanto matutino
¿quién puede adueñarse de leyes, moral o ética?
cuando se pierde de noche, cuando ausenta su calma,
cuando el vaso derrama la última gota de discernimiento
amparado en el escrúpulo parido por la eventual sociedad,
quien puede, quien debe, arrojar la primera piedra…

Presagio

De pronto, el pánico entró a la madriguera
tomé el cachorro más cercano
corrí despavorida sintiendo
el fuego ya quemaba mis pasos.
Había llamas por doquier
el aire me faltaba
el calor, el calor…miedo.
Me estremecí, el puma por primera vez
pasó por mi lado sin verme,
sentí el olor que despide el terror,
el mismo que invadía mi mente.
Lamenté el paso del caracol,
ellos no podrían huir.
Tantos que quedaban apresados.
Corrí hacia el monte y desde allí
observé mientras lamía mis heridas
ya no podría volver por otra de mis crías.
Allí les vi, dos crías del hombre riendo,
les maldije y desee su muerte,
la misma que habían tenido mis cachorros
deseé que el puma les atrapara
porque ya no quedaban fuerzas para correr.
Deseé que el hombre no existiera,
deseé que mis crías vivieran,
pero sabía que no era cierto.
La bestia humana no caza por hambre,
no mata por mantener viva su estirpe,
mata por matar,
destruye por destruir…
Entonces me reí, mis alaridos
se esparcieron en forma tétrica,
descubrí que él también se estaba destruyendo.
Al fin se acercaba su exterminio.
caminé por entre cenizas,
una esperanza nacía,
¡Mis cachorros!...
¡Mis cachorros!,
ya no busqué más.
Avancé sin mirar tras mis pasos
un rayo de esperanzas
llenó mi alma,
el humano, también sucumbiría
víctima de su propio daño.

Pavor

Huyó despavorido
azotando sus alas,
una huida casi infernal
el estruendo le aterraba,
sus hermanos huían,
intentaban volar
en la oscura noche
cuyo cielo se incendiaba,
un cielo como…
no podía entenderlo,
chocaba en ese escape
con monstruos de cemento,
sin entender la vida,
sin entender la muerte,
el nacer de esos fuegos
atormentaba sus tímpanos.
Abajo casi apenas divisaba
a muchos animales huyendo,
pero el hombre era valiente
no huía en esa muerte extraña,
se reían, celebraban,
en el cielo el caos,
en el mar una marcha de cardúmenes
escapaba de sus muertes,
el brillo del fuego
alcanzó una gaviota,
nadie, solo el vio ese rayo
despedazar el silencio.
Sentía miedo
y el ruido, el ruido…
la guerra estallaba…
el humano jugaba
y el se desangraba.

Natura muerte

El sonido cruzo el espacio abierto
apagando el cántico en su vuelo,
se desvaneció en el aire…
Silencio; el bosque pareció desierto.
Cual hoja arremetida por el viento
cayó lentamente hacia el suelo,
otras alas quisieron abrazarla,
salvarla de ese momento.
Fue el grito del enamorado
ante la impía muerte.
Sin entender volar a su lado quiso,
más el estallido apago su suerte.
Ya no era una rosa la deshojada,
ya no era una voz la que callaba,
eran del bosque dos vidas
que estremecían con su caída.
Nuevamente como otras noches
el espíritu se paseo inquieto,
herido impotente, el canto del bosque,
llora de frío, muere de hambre.

Momentos

La distancia es solo un eco en el grito,
que desgarra las fronteras de un tiempo
en el que vivo, pero muero
en la soledad de tus besos.
Cuanto el agua se ha negado,
cuanto el viento no ha soplado,
cuanto mis pasos han suplicado.
Me quedo con las noches vacías
en desvelos de pensarte...
de entregarme en un sueño
a tus besos, a tu nombre.
La flama prende sombras en el aire
donde el recuerdo lastima
donde quiebra mi pose
de ser guerrero que a escondidas
grita y llora tu nombre.
Mis besos se secan en el tormento
de tenerte aunque sea en el febril
instante de un sueño,
de quedarme aunque sea en la locura
del pensamiento,
que te trae, que me lleva
a perderme en el fuego de tu mirada,
en el sentir de tu sonrisa
los dedos se deslizan por tus cabellos,
mis ojos buscan tu rostro,
te tengo un instante,
ese instante basta,
para gritarte que te amo,
entregarme como a nadie,
sorprenderme en tu vida
en ese instante que te sueño
suelo cual ladrón...solo para amarte.

El tiempo en las soledades

De mi nombre tu silueta cual enmienda
beso suave de la flor del liz al viento,
hojas arrulladas en versos de palomas,
corazón de verbo y pensamientos.
He aquí mi corazón cual ofrenda
perdida en el salón del tiempo,
aquí yace la historia en su principio…
donde languidecen los cirios y sus espermas
he aquí la hora culmine de mi vida,
desechada al cajón de un desierto y sus arenas,
perdida como reina no encontrada,
en cuyo jardín crezco motivante y esclava,
pierdo aire más me entrego a tu lava.
He aquí el volcán de mis soledades
incierta en el crepúsculo del amanecer vacío,
perlando lágrimas en un concierto del rocío,
ya no soy más si me dejas en esta hora,
ya no crezco si me quitas el manjar de tus besos.
Mírame me quedo en este puerto varada,
no me niegues amado mío el paraíso de tu cielo,
amarga soledad vendrá a llorar en mi regazo
cual otoño sembrara mis lágrimas perdidas,
de tus besos de tu agua de tus labios,
junto a tus papeles mil recuerdos,
fiebre y pesadilla de mis tormentos.

El Reto

Se alzo desde el pasto, elevo sus alas cual si fuese pájaro
sus ojos perdidos entre el cielo marcando el infinito, el espacio
recordó la noche, la caza la lucha, la heroica batalla
hincho su pecho, descendió hasta el suelo tomo su lanza
bajo la montaña, ya no como niño, ahora cual hombre.
Escucho de lejos las voces, los cantos de hermanos
alzando el trofeo, grito a los vientos para mostrar su valía
para imponer el respeto, para escoger su princesa
para crecerse en portento, canto nuevo de hombres
descendió de los cerros , el puma en sus manos
el diario sustento, ya no mas niño, ahora el guerrero.