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viernes, 24 de febrero de 2023

Cuentos Nocturnos

Ainathin Escuche la algazara que mis nietos producían al reír, me sorprendió por un momento, creía haberlos dejado durmiendo, ¿que los hacía reír a carcajadas? subí sigilosamente los peldaños que me alejaban de su habitación, quería descubrir qué pequeña felonía habían ingeniado para estar tan contentos y bulliciosos. Abrí cuidadosamente la puerta, la sorpresa invadió mi espíritu, una tenue luz danzaba en el aire, mientras una voz narraba: —“la luciérnaga coja saltaba de roca en roca quejándose de su pata loca, ay mi patita loca ay mi patita…” Los niños rieron y yo me desprendí de ese lugar por un momento volviendo a mis días de niña cuando mi padre nos narraba sus historias, las que disfrutaba con alegría junto a mis hermanos y cada día esperábamos ansiosos los desenlaces de aquellos relatos que un día nos asustaban y otro nos hacían reír. No pude evitar que las lágrimas resbalaran por mis mejillas, mientras mi hijo asustado me preguntaba —¿te sientes mal mamá?. — no, no— conteste presurosa,— solo me emocione, por un momento me pareció escuchar a tu abuelo— mi hijo sonrió con ternura. esa noche me quedé junto a mis nietos riendo de las alocadas historias que mi hijo inventaba pero fui más lejos cerré los ojos y escuché a mi padre una vez más contando sus ingeniosos cuentos. Al día siguiente me apresure en mis labores y al término del día subí a la habitación de mis nietos y fui a sentarme junto a sus camas quería al igual que ellos saborear esas historias nocturnas que embriagaba mi alma de dicha y hermosos recuerdos.

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