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martes, 19 de junio de 2018

Brazadas de amor

Sintió la muerte venir y cerro los ojos esperando que su abrazo gélido la arrancará de allí, le dolía demasiado el cuerpo, tenía frío y los brazos se le acalambraban, pronto no podría seguir luchando, la corriente le vencería y ya no podría ver nada. Ahora sobre ella un cielo oscuro y ese oleaje que hacía que sus fuerzas desfallecieran. Pensó en sus hijos Clarita y Efrain en sus caritas con lágrimas cuando ella tomo el barco con destino a Inglaterra. Su hermana Carmen le había invitado a este crucero por mar y ella había pensado en no viajar, pero Jaime su esposo le había advertido que quizás no tuviese otra oportunidad de conocer, de viajar, de recorrer lugares que solo había soñado. Jaime su Jaime, la había abrazado en el puerto y la había besado como en esos tiempos de juventud y le había dicho voy a extrañarte negra, lo recordó gritando ¡Negra recuerda que te amo!, mientras alzaba una mano corriendo con la pequeña Clara en brazos, una lágrima rodo por su mejilla mezclándose con el agua salada y sintió nuevas fuerzas.
Le pareció que aún no dormía lo suficiente cuando…
__¡mamá aprendí, ya aprendí a bailar!_
Meneaba su cintura en forma tan alocada que cayó de bruces sobre la cama, las risas se agolparon en sus oídos, Clarita la beso tenía solo cinco añitos y ya pretendía bailar como las chicas del grupo “wioranna” un Grupo de Baile de la Isla que habían visto en el Teatro de la ciudad. Era Domingo Efrain parado en la puerta se reía de su hermana, con tan solo ocho añitos era el guardián de Clarita, miro el despertador de su velador, macaba las 10:18 de la mañana,
_¡a vestirse!, yo me levanto en tres segundos para que tomemos desayuno_ ordenó, mientras entre risas y manotones sus hijos salían corriendo de la habitación, hecho las tapas hacia tras e hizo el intento de levantarse cuando Jaime la atrapó con su abrazo rogándole al oído que se quedará un poquito más, en un juego seductor que la hacía remecer… sonrío diciendo _es tarde los niños ya están despiertos y deben tener hambre_ él la beso apasionadamente y sus manos recorrieron su cuerpo provocando que saliera huyendo de la cama, sintiéndose un poco sofocada ya en pie miro a Jaime con alegría, se sentía amada, muy amada.
_Ire preparando el desayuno ¿le ayudas a Clarita?, le rogó …
_Malvada, pero esta noche no te me escapas, ve, ve_ le escucho decir, Jaime era un hombre de cuarenta y dos años, cuatro años mayor que ella, moreno de ojos negros profundos, una sonrisa hermosa, tenía ya algunas canas que provocaban que algunas mujeres le miraran con envidia, sabía que era un hombre atractivo y ella lo amaba.
_Mamá, estoy listo; ¿te ayudo?_ escucho tras de sí su pequeño Efrain siempre le ayudaba a preparar el desayuno bajaron corriendo a la cocina viendo quien ganaba, como siempre ganó Efrain quien comenzó a colocar la mesa, después de un rato cuando ya estaba todo casi listo para desayunar, Clarita entró gritando y corriendo a la cocina, Jaime la seguía diciendo _ Soy el monstruo de los besos_ por un momento la cocina fue un carnaval, luego todos se sentaron a comer unos rico wafles con mantequilla de maní y unas tostadas con mermelada, Jaime comenzó a arrojarle migas a Efrain, y viceversa…Ella tuvo que hacerse la enojada para que el desayuno no fuera una sala de juegos. La ola que azoto de lleno su cara la sacó de sus recuerdos estaba en el medio del mar, el barco había terminado de hundirse, el oleaje ahora no era tan severo, el cielo mostraba algunas estrellas y una luna se asomaba dejando una estela plateada sobre aquella sabana oscura de agua, ¡no veía a nadie!.
…Jaime palidecía escuchando las noticias, _ El fuerte ciclón provocó el naufragio de Buque “Sirconte” miró la silla vacía, sus suegros y sus padres le acompañaban.
Los niños jugaban y él estaba sin humor, sin ánimos no tenía hambre; Jaime intentaba compartir con los niños para que no se diesen cuenta de lo que estaba ocurriendo pero se paró con los ojos llenos de lágrimas, su linda vieja le tendió la mano_ ve Jaime fuera, yo veré los niños le dijo_ los niños la miraron y preguntaron _abuelita cuando llega mamá_ y ella ocultando las lágrimas se paro de la mesa sonriendo ¿quieren ir a la feria conmigo mañana temprano?, podemos pasar a la plaza de vuelta, ¡vamos!.
Mientras Jaime apretando sus puños miraba al vacío por los cristales de la ventana
_Negra, ¡no me dejes! Suplicó y golpeo la muralla hasta que sus nudillos empezaron a sangrar, Jacob su padre le apretó el hombro,
_tienes que ser valiente por los niños, los niños, ellos te necesitan_ mientras el locutor volvía a recalcar que hasta el momento no había informes de sobrevivientes. ¡No había sobrevivientes!...
Sintió el sabor salobre en su boca, la escupió y reanudo las brazadas, _¡Jaime…Jaime!_, gritó y el oleaje le respondió, llamó a su hermana Carmen, gritó _¡hay alguien más, por favor alguien que me responda!_ y lloró cual niña de cinco años, gritó, clamó…hasta que sintió que nuevamente las fuerzas le flaqueaban.
Pero allí estaba su pequeña mirándola, no quería quedarse en el colegio era su primer día de clases y se abrazaba a sus piernas, llorando que no se fuese, le partió el alma, dejarla esa mañana en clases, aún sentía la angustia cuando volvió a casa, pero Jaime estaba allí le abrazo y beso su frente, _¿qué haces aquí, por qué no estás en tu trabajo?_ le preguntó.
_Supuse que sería difícil para tí, aún tengo en la memoria cuando entró Efrain al colegio, así que pedí unos días de vacaciones y aprovecho de estar a solas contigo_ …le había dicho al tiempo que buscaba su boca.
_ Negra, ya verás, como pronto se acostumbra_ le dijo nuevamente
y así había sido Clarita a los pocos días pedía sola ir al colegio a jugar con sus amiguitos, de hecho, cuando llegaba a buscarla tenía muchas veces que esperarla porque quería quedarse jugando un ratito más. El oleaje ya no era tan fuerte, pero sentía mucho frío, el agua salada golpeaba su rostro, se sentía agotada, pero la cara de Clarita hacía que se esforzará por mantenerse a flote.
¿Sentía en el estómago un ardor, cada contracción le hacía apretarse el vientre, sentía miedo y si él bebe no venía bien, ¿que sería niñito o niñita? Y escuchaba _¡puje, puje con fuerzas!_ y ella sentía que las fuerzas las perdía, mientras su médico una y otra vez le decía _respire, exhale, respire, exale, vamos puje, puje aquí viene_ y el mundo pareció acabarse y renacer en un segundo, sintió el llanto de su bebe y al médico diciendo _¡Es un niño, un niño fuerte y sanito!. 3.75 kg había pesado Efrain, aquella noche lo tubo pegado a su pecho, sintiendo la fuerza con la que el mamaba y ella le juraba que lo protegería siempre, lo besaba, te amo le decía, nuevamente el agua salada la hizo toser, esta vez le había entrado por la nariz, ¡Efrain!, gritó ¡te amo, te amo! perdóname mi niño hermoso, ¡perdóname!... y renovó sus fuerzas para bracear. Ahora todo era oscuro el cielo volvía a estar cubierto y solo veía un manto negro, que lentamente parecía oscilar, se sentía débil.
Estaba atrasada, llevaba su café en la mano, la clase estaba por comenzar, no lo vio venir, la estrelló al resbalarse en el pasillo, su café había volado y también sus cuadernos, él la había ayudado se había sonrojado al entregarle sus cuadernos y le había dicho te invito a un café…para compensar la pérdida, no lo pensó, ni siquiera recordó sus clases y aceptó. Más tarde caminaban junto por la plaza riendo hablando de literatura y un sinfín de cosas, cuando la fue a dejar a su casa, ya parecían conocerse de toda una vida, se despidieron con un temblor en las manos, se miraron y pareció que ambos buscaron el beso, desde ese día se volvieron inseparables, después de dos años se casaron y cada día de los 17 años que ya llevaban junto Jaime la hacía sentir única, le amaba y sentía su amor, sus besos, sus caricias…salada el agua estaba salada y la hacía toser, acaso la encontrarían, la estarían buscando…¡Jaime!, ¡Jaime!, solo el ruido del mar le contestaba, trataba de bracear, pero se sentía débil, cada vez mas sin fuerzas, sus brazos le dolían, como también sus piernas, trataba de ver algo en esa oscuridad, ya la luna estaba oculta por nubes negras y todo era un panorama desolador, no veía un rayito de esperanzas, sentía que ya no quedaban esperanzas, _¡Efrain!, ¡Clarita!, ¡Jaime!_, gritó y no pudo evitar llorar, llorar, quería seguir nadando pero ya no sentía casi los brazos.
Jaime la beso aquella mañana y le trajo el desayuno a la cama, _mañana te vas de viaje, saca muchas fotos para que me las envíes, te sentiré más cerca_le había dicho, mientras sus dedos recorrían su cuello, _voy a extrañarte mi negra_ dijo nuevamente y la apretó con fuerzas, ella busco su boca, _no quiero ir, ya no quiero Jaime_ casi en una suplica le había comentado, el la había mirado con esos ojos que la hacían sentir la mujer mas bella del mundo, _amor no puedes hacer eso le dijo, tu hermana Carmen ya compro los pasajes y no puedes perderte esta oportunidad será maravillosa para ti, una experiencia nueva, conocerás lugares que solo podemos imaginar, jamás podríamos darnos ese lujo, debes aprovechar es una oportunidad maravillosa, solo te prohíbo estrictamente engañarme_ luego con esa mirada picarona le había dicho _pero antes tenemos que dejar algunas cuentas saldadas_, sus manos y sus labios recorrieron su cuerpo hasta hacerla estremecer y desear cada caricia, cada beso, cada palabra, hasta que gimiera pidiendo más y más. Jaime sabía hacerla sentir, sintió que se hundía entre sus caricias, ya no importaba nada se entregaba, Jaime dijo abriendo la boca y sintió ese beso salado recorrer su boca, se sintió perdida entre sus brazos, el frío se había ido, ya no sentía dolor y los besos de Jaime tenían un sabor salobre, se entregaba… le pareció que por algún lugar llegaba un rayo de luz, le pareció escuchar algo, sintió que Jaime la levantaba con fuerzas, le pareció ver sus ojos…Jaime exclamo, Jaime, ya sin fuerzas, casi un gemido…_Ya mi pobre niña, ya esta a salvo, descanse_ escucho mientras sentía que la abrigaban y le pasaban un jarro de bebida caliente, estás a salvo le dijo el viejo que ahora podía distinguir, había cuatro hombre más, ¡pescadores!, eran pescadores, la habían encontrado. Luego escuchó a uno de ellos decir ¡es un milagro! nado casi por 08 horas ¡es un milagro!… No dijo ella para sí, ¡ellos; ellos me salvaron!... Jaime, Clarita, Efrain… musitó y cerró sus ojos al fin podía descansar.

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