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miércoles, 27 de julio de 2011

Ya nunca mas

¿Donde nací?, tantas veces me han preguntado…yo contesto, porque tengo que marcar con banderas un parto, porque no puedo ser solamente hija de la tierra, poder congeniar con mis hermanos sin prejuicios que nos han inventado los poderosos, aquellos que se nutren de nuestras ignorancias. Viven sentado sobre nuestros pulmones que escupen sangre , sangre trabajadora de los hijos nacidos sin ventajas, los de abajo, los pueblos de nuestra tierra, de nuestra querida Latinoamérica, admiro el valor de aquellos que aman lo suyo, disfrutan su canto, canto de raíces, nostalgias de antaño, respeto a sus etnias, a su tierra. Admiro el coraje del joven rebelde que grita su pena, impotencia de verse castrado en estudios, posibilidad de trabajos. Admiro al que lucha contra los balleneros para que no destrocen más nuestras ballenas y me duelen aquellos que siembran en sus hijos la falta de respeto por nuestra naturaleza. Me ahoga el hambre de los niños que mueren, el anciano en la calle olvidado por sus hijos, me matan las drogas que asesinan personas, mientras la vida se comercia por dinero. Llora mi alma por aquella muchacha que de niña satisface deseos morbosos, me abre la herida el que destruye inocencias y miro hacia aquellos que viven como dioses sustentados en hipocresías vendiéndonos paraísos, que de nada mitigan el dolor de esta herida y me veo en cada uno sufriendo su pena y me siento parte de esta amarga conciencia, y vendo mis panes para calmar mis molestias de ver sometida tres partes de tierra, mientras se vive con Dios y con el Diablo en mesa adornada con jarrones lacados de hebras de oro y servicio de plata, mientras en casas de cartón quizás no conocen de cucharas.
El hambre se riega para llenar unos pocos, y se explota al mas pobre para vivir con decoro, me miento escribiendo poesía de sueños, mientras en un rincón de hambre se van muriendo. Escribo poemas cargados de carne, escucho mi voz entre rosedales donde sangra mi vida. Grito con ellos basta de mentiras, basta de muertos. Me paro en la guerra para gritar desconsuelo, recojo las hojas del árbol que esta muriendo, me quedo mirando como se extinguen la flora, la fauna…el llanto en mis ojos pareciese estallar…pero escucho las voces de aquellos poetas que esgrimen sus versos contra la razón, el pintor que traza en los muros el grito imponente de un ¡basta ya!. Me asombra la marcha del estudiante elevando sus voces exigiendo en la calle educación de verdad, entonces mis pasos se multiplican junto a los obreros, pescadores, mineros, somos más, muchos mas. El cantor en la calle levanta la guitarra en nueva señal, se reeducan los tiempos el niño enseña a su padre que la naturaleza debe respetar, se me abrigan los versos entre tantas voces que bailan pidiendo, exigiendo la paz y me quedo aturdida por la demanda de gente que grita, ya no mas… ¡ya no mas!. Entonces florezco cual nueva siembra y pongo a mis musas a cosechar el valor de aquel hombre, para recalcar este canto que alcance a mi hermano por la unidad… unidad de aquellos los oprimidos el nuevo verso acaba de comenzar recorre trigales, arenas de ríos, campos, escuelas, cruza los puentes traspasando fronteras uniendo las manos expandiendo las voces, es nuestra la tierra.
Se forjan las alas de ardientes quimeras en un grito que unido no vencerán, se unen las bocas cual si fuese un rito donde se alzan los antiguos ancestros, me hierve la sangre en un grito imponente de ¡¡¡ya nunca más!!!.

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