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domingo, 13 de febrero de 2011

Camino tendido

Sola frente al momento en que muchas morirían de alegría, aquel momento culmine del amor, la dicha prometida a cualquier doncella virgen de su pueblo. Sintió la mirada de sus hermanas, la sana envidia reflejada, todas hubiesen deseado ser ella. Era el Wheichafe(gran guerrero) codiciado por todas, por su valentía y coraje.
Más ella no, ella ya no podía ser feliz, se sentía como una bestia frente a la lanza, era el sacrificio de la orden Jerárquica, su padre la prometía en casamiento, dictaba en alguna forma su muerte y ella acataba su ley… la ley sin decir nada.
Hubo algarabía en casa, danzaron todos bajo el canelo, se hicieron promesas frente a la Araucaria, la prometida, para el gran guerrero.
Nadie preguntó cual era su deseo, a solas lloró esperando la luz del día, que le dijese solo es un mal sueño y el día llegó trayendo respuesta amarga, besó la imagen del dueño de su corazón, imagen guardaba desde el día que le conoció.
Nunca sintió su boca, como tampoco su voz diciendo que la amaba, pero le guardaba dentro de su corazón.
Los tiempos han cambiado para los hijos de la tierra pero no para su casta, no para su tribu, la ley se obedece y la voz del Chacha(padre), es ley sagrada.
Siempre supo que su amor le era prohibido, negado por la sangre, el wingka(huinca) jamás entraría a su casa. Tantas veces escuchó a su padre decirlo, que eran unos cobardes, traidores, ladrones y mal nacidos,
más ella sabía que no era cierto, ella conocía su lucha igualitaria, su rebeldía, su corazón de guerrero, por eso le amaba. Conocía la razón de su existir, un bien para todos no para algunos pocos y ella conocía mejor que nadie la represión, la deshumanización hacia su pueblo, como también sabía que esa unión impuesta era solución que beneficiaría a ambas tribus.
Alzó los ojos, buscando a Ngenechen Dios de la Vida y clamó a Wekufu Dios de la muerte, pidiendo en voz baja, que la dejasen ir mas allá de las estrellas, por donde caminan los ancestros, pero si estaba equivocada, que no la escuchasen y que la vistieran con el manto del sacrificio, que a toda honra ella lo haría por su pueblo, pero que le permitieran cargar en su corazón la figura amada para poder resistir el peso de su carga. Se levantó de los pies del Canelo vista en alto y con hidalguía abrazó a su padre y le dijo: yo seré feliz chacha, no te preocupes mi corazón esta listo, mi camino está tendido.

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