1 Quebranto
Pérdida, buscando tu nombre, tus manos tus pasos,
clamó en la noche, la voz que encriptará el alma.
Mi grito que desgarra tu ausencia; la nada
tus cuadernos que claman en el aula; tu canto.
He de arder como flama en espiga mi martirio,
aullar desde el corazón, el más doloroso alarido
que desaten volcanes y marejadas que te buscan,
entre llantos que enmudecen esta tierra.
He de nacer como tormenta en otra aurora
para buscar el rocío que ha perlado cuencas
de la ausente huella que te ha perdido.
Acaso viste la sombra que enjugo tu risa
yo viví…para saber que algún día esto ocurriría
me extrañan humanidades, me extrañan las palabras,
que osan fingir y encubrir la otra historia
esa farsa, negligente, e insuficiente mirada
de verdades que destruyen el trinar de la vida.
Volveré a reír cuando sienta tus charlas continuas,
tu ajetreo propio de la risa en tu garganta,
canto de rebeldía acorde a tus años jóvenes,
no viviré para decirlo nuevamente,
no es este el momento en que las cadenas
alejen mi voz, de la voz del cobarde que robo tu rostro.
Cerrar los ojos cual, si la ola pueda volverte,
reponerte al tiempo de mentiras e ignominias.
Volverá mi voz a cantar por las partidas, tu partida
tu grito tempestuoso en más de cuarenta lenguas
que exigen volver al río, al tiempo, para exigir
rogar, clamar, orar, para volver a nacerte si es preciso,
renovar esta esperanza que se marchita con las horas
eternas horas… desde que no te encuentro.
2.-Escribo
El aire se llevó la flor que dormía en tu cama
sembró de angustia mi pecho de madre…
Buscaré tu rostro entre mascaras que se cruzan,
gritaré por los caminos que te has perdido,
saldré a buscarte en mis sombras y mis días,
testigos serán mis pasos, mis besos llorados.
No quiero perderte niño mío,
siembro tu rostro por doquier,
escribo en paredes de casas vacías
tu nombre con espanto prohibido.
Marqué tus cuadernos en el aula vacía
donde flota tu risa de niño, joven estudiante
vida que se ha perdido entre males
de serpientes crecidas e infectas.
Duelen los pasos de clamarte en la calle,
duele la risa de tanto llorarte,
duele los días que no te he visto,
son ciegos mis momentos que quedan vacíos
mudos mis gritos que pierden tus sentidos.
Ya los dioses se han perdido entre bestias y demonios
Ya mis Dioses, se han vendido bajo la siniestra
Espada del olvido.
Escribo tu nombre en las espigas del trigo
entre amapolas, tierras, olas y el viento mismo.
Los cantos, mi canto, el espacio de tu vida
la mía la de aquellos que cerraron los ojos,
para volverse verso, silencio eterno,
lágrima de amor del padre, hermano, amigo.
Escribo para gritar al mundo
que tu mi niño… jamás serás olvido.
3 Adonde van los sueños
La congoja que tortura el mutismo y la palabra
anuda la garganta de la presa de mi odio,
corazón desnudo frente al mal y sus imperios.
Vago por la impronta de una era siniestra
donde la risa se cubre con metralla,
los sueños se venden cual medallas,
donde la bestia inhibe al joven niño
donde la sangre corre como corriente de río
donde ya la lágrima parece metáfora de burla
donde el tiempo se volvió fotografía
de una noticia que ya no impacta.
4 El Despojo
Esta hiel que anida en la boca
llorando la muerte, la flor de un fuego
que se transformó en tortura
perdiendo la calidad del abrigo.
Donde ya no somos nada de humanos
donde se asienta la valentía del cobarde,
que destroza con garra asquerosa,
clavel y rosa, manchado de podredumbre.
Los pasos de un tiempo que pierde
el eslabón que lo mantiene cuerdo
gravitando entre los sueños
que ya no existen, que se murieron
despojando las hojas de un cuaderno
colmados de jóvenes sueños.
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