transitar el fuego airoso, su dolor silencioso,
sumida en el vagar de la noche, entre pecados
que se pierden en un sin fin de tormentas.
Perdida, en el verso de la vida palmo a palmo,
los ojos, la mirada inquieta del que ruega
para no perderlo todo, en un mar de injusticias
para volver al amigo, hermano, hijo a la vida.
Perdida, vagabunda de un canto y sus miserias
con el hijo a cuesta barajando la suerte
protagonista de una historia añeja
entre el sufrir de un pueblo, que ya mas sufrir no puede.
Perdida, entre aquellos que predican su falsa justicia
la moralidad de muerte, que traiciona, que miente,
la frustración, la amargura ahondan la impotencia
en la indolencia de un pueblo de mirada vacía.
Perdida, entre el yo de mis palabras y mis manos
el ruego, el canto que al soñar se aferra
en un nacer nuevo de abrazo de hermanos
el no sentirme extranjera en mi propia tierra.
Perdida, en mi propio suelo, con las lágrimas en los ojos
con la sangre de mi pueblo escribiendo diversas paginas
donde a corazón abierto me sangran los sueños
perdida, como el caído que no sabe de su muerte
perdida, buscando la puerta con la llave del armario.
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